El progreso
En la línea de anteriores volúmenes colectivos de la colección Metatemas, éste recoge la discusión entre varios científicos y filósofos españoles y extranjeros en torno a un tema de capital importancia, no sólo para el restringido territorio de la ciencia, sino para todos los ámbitos del saber humano: ¿existe el progreso? ¿Puede detectarse un mejoramiento paulatino, resultado inevitable de la propia dinámica de la historia? ¿Puede demostrarse la direccionalidad en los procesos evolutivos? O, a estas alturas del final del milenio, ¿conviene dejarse de ingenuidades y reconocer cuánto de azaroso y frágil tienen los aparentes avances en la evolución? ¿No será entonces el progreso un espejismo, fruto de una concepción ideológica etnocéntrica que nos resulta muy grata? Como bien dice Jorge Wagensberg, director de esta colección y uno de los que con mayor entusiasmo promovió ese encuentro, nadie puede negar que entre una bacteria y William Shakespeare ha pasado algo.
En torno a estas cuestiones candentes, y con la intención de aclarar cuánto hay de mito y cuánto hay de ciencia en la propia evolución, tuvo lugar el 20 y 21 de octubre de 1995 el encuentro sobre evolución y progreso, cuyos debates aparecen ahora en forma de libro, organizado por el Instituto Paleontológico Dr. M. Crusafont y el Museo de la Ciencia de la Fundació ”la Caixa” de Barcelona.
Aportaron sus argumentos al debate Brian Goodwin (profesor de biología de la Open University Milton Keynes del Reino Unido y autor de Las manchas del leopardo, [Metatemas 51] y Pere Alberch (director del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid) desde el punto de vista de la biología del desarrollo; Ramón Margalef (del Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona) desde el campo de la ecología; Jorge Wagensbe