Lo que hay que tener
Sin embargo, el rocambolesco encuentro con Tomasito, un banderillero andaluz que ha logrado sobrevivir en las difíciles condiciones de la postguerra española convirtiéndose en bufón de los señoritos de la época, puede ser su tabla de salvación. La idea de constuir una novela picaresca moderna, a partir de la experiencia vital de tan singular personaje, llevará a Foster a conocer el submundo de la truhanería madrileña y sevillana, pero también a replantearse su relación con el mundo y con el arte.
En la rica tradición de la narrativa picaresca, "Lo que hay que tener" supone un paso adelante, en la medida que la dota de una singular profundidad, al convertir el bloqueo del creador en paralelo a su decadencia física, sexual e intelectual en elemento vertebrador de la trama. Una novela que se lee con auténtico placer, dotada de un humor demoledor bajo el que late una inquietante reflexión sobre el arte de crear.Manuel Vidal (1945) es esencialmente un contador de historias, ya sea a través de la prensa escrita (Posible, La calle, Lui), la radio (RNE, La Voz de Madrid), la dirección teatral (El neófito, en el Capsa de Barcelona), el guión cinematográfico (La insólita y gloriosa hazaña del Cipote de Archidona), la televisión (Tauromachie. Initiation au rite et a la technique de la corrida) o los libros (La huelga de los actores, A la extrema derecha de Dios Padre). Son las suyas historias inventadas o reales a las que ha perseguido -o más bien todo lo contrario- desde su Sanlúcar natal hasta el Paralelo barcelonés dominado por Iquino y Colsada, el Lyon de Roger Planchon o el Irán de la Shabanu Farah Diba, después de haber formado parte de la bohemia lit